Enrique Viana. Tenor.

LA CORTE DE FARAÓN

“En esas estábamos cuando se abrió un sarcófago y de él salió sobre unos escalofriantes zapatos de tacón Enrique Viana. Todo cambió. Era otra función. Viana, que incorporaba el personaje de Sul, cantó la famosa canción babilónica, se adornó con fragmentos hablados llenos de intención y picardía, se movió como una consumada vedette por el escenario, hizo cantar al público y dio una auténtica lección teatral en la construcción de su personaje. Con imaginación delirante, con un sentido del humor prodigioso reforzado por el movimiento y el gesto. Se llevó la ovación de la noche.”

(Juan Ángel Vela del Campo, El País)

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“El salto lo dimos gracias al arte de Enrique Viana (...) El impacto visual de su aparición ya anunciaba el cambio del ciclo económico de la velada (...) Desde ese momento, la función cobró, por fin, una altura faraónica. Y, una vez más, la capital del imperio egipcio estuvo en Babilonia. No hay labores mínimas para un gran artista. El Beethoven de las sinfonías es el mismo de las bagatelas. Y lo hecho por Enrique Viana fue beethoveniano: una bagatela transfigurada en enormidad.”

(Blas Matamoro, The Cult)

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“(...) pero sin duda destaca Enrique Viana cantando, conduciendo y recreando en plan drag queen el papel de la babilónica en el que triunfa plenamente ya que constituye el núcleo central del espectáculo.”

(Tomás Marco, El Mundo)

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VEN A LA ZARZUELA, ¡ARSENIO, POR COMPASIÓN!

“Tiene el nombre de visita guiada, pero realmente es un espectáculo con un impecable montaje. Los visitantes del Teatro de la Zarzuela se encuentran con una corta pieza escrita y dirigida por el maestro Enrique Viana, que más allá de enseñarles la construcción y contarles la historia de este género musical, le permite al público involucrarse en una entretenida historia y hacer parte de su trama.”

(Juliana Rojas Hernández, El Mundo)

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BANALITÉS Y VIANALITÉS

“Viana insumiso, Viana provocador, artista original, de voz propia, indomable. Una muestra de inteligencia, sagacidad, buen gusto y disparate en iguales proporciones.”

(J. Ruiz Mantilla, El País)

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“Al oído se suma el gusto en un ejercicio de sinestesia, tan caro a los poetas simbolistas, sin olvidar lo que desde el siglo XVIII venimos elogiando: el buen gusto.”

(Blas Matamoro, Scherzo)

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NI FU NI FA#

“Viana plantea que la misión del espectáculo es “contagiar la magia de la música clásica” a quienes aún no han tenido la oportunidad de disfrutarla. “La música clásica ha ayudado a los hombres a vivir, a ser mejores”, defiende. “Si estas óperas han sobrevivido más de 100 años es porque han valido y siguen siendo válidas”.

(Eva Larrauri, El País)

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MÚSICA Y EXCUSAS

Música y excusas, su tercer espectáculo propio, es decir, concebido, escrito y zurcido -es autor del vestuario y de la escenografía también- por él, tiene, según Viana, los mismos ingredientes de su estilo: gracia, mala leche y amor por la ópera a partes iguales. “Contiene los tres tipos de humor que me gustan, la parodia de uno mismo, el surrealismo y el absurdo”, confiesa.

(J. Ruiz Mantilla, El País)

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ROSSINIANA, ALTA EN CALORÍAS

“(...)y un guión atrevido, ágil, creativo e ingenioso fueron los ingredientes de un extraordinario espectáculo culinario-musical. También los figurines (del propio Viana) y la coreografía de Nuria Castejón resultaron muy atractivos visualmente.”

(Héctor Guerrero, Ópera Actual)

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“(...)un espectáculo lleno de ideas, inteligente y ágil, con un sentido del humor exquisito y con ese toque personalísimo que llevan todos los de este tenor madrileño. (...) Dentro de toda la ilógica lógica del espectáculo parecía flotar algo como igualmente muy rossiniano. Seguro, se puede aventurar, que el compositor hubiera disfrutado como todos los asistentes que aplaudieron satisfechos.”

(Fernando Fraga, Scherzo)

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“El placer “serio” de la música bien facturada se sintetiza con el placer “leve” del entremés. Más canto apetitoso, para escuchar y devorar.”

(Blas Matamoro, ABC)

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TENOR, VIVO... Y AL ROJO

“En algo más de una hora y media, que se pasa en un respiro, tal es la atención que logra despertar en el público al que hizo participar en divertidas oportunidades, va monologando de manera sarcástica, respetuoso y fino siempre (...), con remansos de poesía que nunca se hacen trascendentes ni cursis, con una sutileza, un personalísimo y elegante, a veces surrealista, sentido del humor y una gracia que se corresponde con la impecable, asimismo muy personal interpretación musical de diversas páginas (ópera, opereta, zarzuela, canción) cuyos extremos pueden situarse en un intenso In fernem Land del Lohengrin wagneriano (...) y el aria donizettiana Mam’Agata de la que hizo una soberbia creación, en canto (...) y movimientos”

(F. Fraga, Scherzo)

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Enrique Viana ha encontrado su camino que supera y trasciende los del canto o la pedagogía, por citar dos de sus especialidades, para centrarse en el sentimiento teatral, en la reflexión lúcida o en la capacidad para hacer reír, llorar o soñar a través de sus actuaciones. (...) Pero el espectáculo es mucho más que una excusa para la diversión. Tiene ternura, pensamiento, melancolía, un humor conceptual muy atractivo, picardía, toques de comedia musical, imaginación en el vestuario y, sobre todo, tiene vida, alegría, desparpajo”

(J. A. Vela del Campo, El País)

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“El espectáculo, de una hora y media de duración aproximadamente, tiene mucho de participación por parte del público, que permite a Enrique Viana la improvisación y hacer gala de su agudo sentido del humor.”

(Metrópoli, El Mundo)

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“Después de tantos años cantando y representando obras de otros, sentí que no quería morirme sin decir unas cuantas cosas”, asegura. Cosas que salen de la música, del teatro, pero también, por supuesto, de la vida y de su sentido del humor.”

(J. Ruiz Mantilla, El País)

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LA LOCURA DE UN TENOR

“La genialidad de muchas de las situaciones se impone, en cualquier caso, y Viana sabe mantener un equilibrio entre lo conceptual, lo alocado, lo actual, lo revisteril, lo rigurosamente musical y lo sencillamente sorprendente.”

(Juan Ángel Vela del Campo, El País)

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