Enrique Viana. Tenor.

Tenor, vivo... y al rojo. Enrique Viana.Tenor, vivo... y al rojo. Enrique Viana.Tenor, vivo... y al rojo. Enrique Viana.Tenor, vivo... y al rojo. Enrique Viana.Tenor, vivo... y al rojo. Enrique Viana.

TENOR, VIVO... Y AL ROJO

En una de esas noches en las que el insomnio te recuerda que tienes un cerebro y el cerebro te recuerda que le has prometido llevarle al gimnasio, porque ahora se lleva el músculo, y él -el pobre- quiere ponerse al día y hacer un poco de ejercicio a ver si recupera el tono que hace falta para manejarse en las cosas cotidianas. Tú te preguntas… y éste… ¿no me estará diciendo con indirectas que a ver si lo pongo a pensar? Desde luego es que ya ni el cerebro le respeta a uno… Se va a enterar… Y va uno y le pone a hacer flexiones sabiendo que estos ejercicios cuando se repiten son “reflexiones”. ¿Y qué se le ocurre a uno? Pues que uno considera “como está” y se encuentra de frente con “lo que es” y a partir de ahí planta batalla a la evidencia porque ¿qué se habrá creído esa?…

Está ”vivo”, eso de momento ya es un mérito en los tiempos que corren, con lo cual “uno” se pone contento hasta que el músculo de dentro del cráneo le apunta que está “al rojo”, ahora se impone el plan de emergencia, o una ducha fría o destapas la “olla”, porque ya es sabido que las “ollas” cuanto mas se tapan mas hierven. Uno se decide por esto último y una música que viene de la calle le recuerda “lo que es”. UN TENOR… (con los desastres que acarrea esto en la vida diaria) todo no puede ser motivo de festejo, pero hay algo que celebrar, está VIVO y además al ROJO…

Queda comprobar las tres cosas…

Les toca a ustedes.

Pd. “Uno” sabe, que si el ataque de la evidencia es muy duro siempre tendrá el arma de lo “políticamente correcto”


CRÍTICAS

“¿Qué señalar del sonido vocal de Enrique Viana? Experto estilista y con una sinceridad sin tacha, tras el tránsito entre la palabra y canto (ya peliagudo por sí sólo), en el ataque vocal muestra un arrojo, afinación y dicción (su francés, alemán e italiano) magistrales”

(José Luis Millán, Opusmusica)

“En algo más de una hora y media, que se pasa en un respiro, tal es la atención que logra despertar en el público al que hizo participar en divertidas oportunidades, va monologando de manera sarcástica, respetuoso y fino siempre (...), con remansos de poesía que nunca se hacen trascendentes ni cursis, con una sutileza, un personalísimo y elegante, a veces surrealista, sentido del humor y una gracia que se corresponde con la impecable, asimismo muy personal interpretación musical de diversas páginas (ópera, opereta, zarzuela, canción) cuyos extremos pueden situarse en un intenso In fernem Land del Lohengrin wagneriano (...) y el aria donizettiana Mam’Agata de la que hizo una soberbia creación, en canto (...) y movimientos”

(F. Fraga, Scherzo)

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“Enrique Viana ha encontrado su camino que supera y trasciende los del canto o la pedagogía, por citar dos de sus especialidades, para centrarse en el sentimiento teatral, en la reflexión lúcida o en la capacidad para hacer reír, llorar o soñar a través de sus actuaciones. (...) Pero el espectáculo es mucho más que una excusa para la diversión. Tiene ternura, pensamiento, melancolía, un humor conceptual muy atractivo, picardía, toques de comedia musical, imaginación en el vestuario y, sobre todo, tiene vida, alegría, desparpajo”

(J. A. Vela del Campo, El País)

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